(Texto de Maxi Sandín)
La referencia más antigua encontrada sobre el molino es del año 1917. Se trata del escrito de compraventa del molino por parte de Manuel Andrés Camarzana al pueblo siendo entonces alcalde Lucas Peral Sastre. Posteriormente va pasando a manos de tres de sus hijos: Hermenegildo, Aureliano y Florián. Hacia 1975 pasa a ser propiedad de Basilio Peral Pastor. Es de destacar que la energía eléctrica se implantó en el molino (en el año 1948) antes que en el pueblo.
El molino de San Pedro fue (actualmente no funciona como tal) el más importante de todos los molinos de los pueblos de los alrededores tanto por capacidad de producción de harina como por el tiempo de funcionamiento a lo largo del año. Inicialmente funcionaba, como todos los molinos de los alrededores, aprovechando la fuerza del agua. Para ello utilizaba una derivación canalizada del Castrón. El agua pasaba a través de dos compuertas y hacían girar dos turbinas, las cuales trasmitían el movimiento a las respectivas “ruedas de molino”. Cada una de las dos ruedas giraba respectivamente sobre otras dos fijas y, de esta manera, trituraban el grano proveniente de ambas “castelleras” (tolvas) y lo convertían en harina y salvado.
El disponer solamente de la energía proporcionada por la fuerza del agua, limitaba considerablemente el periodo funcionamiento del molino a la época del año en que la fuerza del agua fuese suficiente para mover todo el mecanismo (básicamente parte del invierno y principios de la primavera). Por eso, posteriormente se añadieron dos castelleras más: una que dependía de un motor de gas-oil y otra de un motor eléctrico. Ello le proporcionó una enorme ventaja sobre los molinos circundantes, ya que a partir de entonces el molino pudo funcionar en cualquier época del año.